miércoles, 9 de febrero de 2011

Cinco horas con Mario


El martes, 22 de febrero, nos reunimos los miembros del club de lectura para comentar la última novela de la serie "De la novela romántica a la novela moderna". Para ello vamos a leer Cinco horas con Mario de Miguel Delibes.



DELIBES Y SUS CONTEMPORÁNEOS

Veamos algunas cuestiones sobre esta novela, que se escribió en la década de los sesenta del pasado siglo. Para entonces Delibes era ya un escritor conocido y relativamente consagrado. Sus relatos sobre la infancia y la vida rural castellana como La sombra del ciprés es alargada y  El camino se caracterizaban por un estilo singular, sencillo pero no simple, siempre elegante y transparente. El carácter sintético de sus descripciones y la brevedad y eficacia de sus diálogos para caracterizar situaciones y personajes, lo convierten en un escritor capaz de comunicar al lector la emoción de la vida que se filtra a través de las páginas de sus libros. Se le considera un narrador clásico y poco dado a experimentos y moderneces, aunque eso es discutible.

Hay que tener en cuenta que la novela europea llevaba desde comienzos del siglo XX intentando renovarse para encontrar una forma que superara el realismo y naturalismo decimonónicos. En España, las cosas iban con considerable retraso debido a la incomunicación sufrida durante los años de la dictadura franquista, aún vigente en esta década, pero algunos aires de renovación habían contagiado a los escritores españoles. Cela había publicado La colmena en los años 50, y algunos escritores se apuntaron al carro de mostrar sus dotes para "contar historias de otra forma"  Fijaos en estos títulos, base de la nueva novela española:

Tiempo de silencio de L. Martín Santos.
Últimas tardes con Teresa de Juan Marsé.
Nuevas amistades de Juan García Hortelano.
El Jarama de R. Sánchez Ferlosio.
Volverás a Región de Juan Benet.
La reivindicación del conde don Julián de Juan Goitisolo.
La saga/fuga de JB de G. Torrente Ballester.

Estos novelistas escriben sus relatos  ensayando las nuevas formas  de contar   historias:
  • Juegan mucho con las posibilidades de la voz narradora. Hacen que esa voz entre y salga del relato, se introduzca o se aleje de él. Para ello usan técnicas como el uso del diálogo combinando diversas formas del mismo. Entendemos por diálogo   el conjunto de parlamentos de los personajes. Cuando  en un relato interviene un personaje la voz  narradora desaparece del texto. Sin embargo el narrador tiene formas de controlar su presencia  en la narración. Veamos cómo lo hace:

  • Estilo directo: leemos las palabras o frases de los personajes sin intermediario alguno. Hay dos variantes: con verbo dicendi (con significado de actividad verbal como "decir", "gritar", "murmurar", etc.) y sin verbo dicendi. Veamos algunos ejemplos de la novela de Delibes.
..Valen ..dice ... repite..:"Aún me parece mentira.." 
Dice Carmen ...:
-Dormir, no, Valen, no quiero dormir..

Aparecen los dos puntos y comillas, seguidas del parlamento del personaje, tras el verbo dicendi. También se presenta con dos puntos y aparte, con guión o raya precediendo lo que dice el personaje. Esto es una mera variante en las convenciones de la puntuación.


• El estilo directo sin verbo dicendi es otra forma que tiene el narrador de salir del texto sin avisar de que un personaje va a hablar:

"Menchu se había comportado como una histérica.
-Cría cuervos."

Estilo indirecto, en el que leemos las palabras del personaje a través de la voz del narrador, que es quien nos las traslada. Si tomamos uno de los ejemplos anteriores en estilo directo, el cambio al indirecto sería:

"Carmen le dice a Valen que no, que no quiere dormir."

Observad que en este ejemplo la voz narradora hace constar su control sobre los parlamentos de los personajes. De estas tres formas, ésta es la que más implica al narrador, y la que menos, el estilo directo sin verbo dicendi.

Estilo indirecto libre, en el que el narrador transcribe lo que dicen los personajes a través de su propia voz. Es como el estilo indirecto pero sin verbo dicendi. En este caso se suele producir un desplazamiento temporal verbal al pasado o al futuro como si los personajes evocaran recuerdos o proyectaran sueños y deseos.

"Y Carmen experimentaba una oronda vanidad de muerto, como si lo hubiese fabricado con sus propias manos. Como Mario, ninguno; era su muerto; ella misma lo había manufacturado. "

Lo subrayado, es la voz de Carmen pero sin presentación del narrador, ni verbo dicendi. Es como si el verbo estuviera elíptico, y entonces leeríamos:
 
(pensaba que) como Mario ninguno...

• Además existen otras formas de dar voz a los personajes, como el monólogo interior. Como su nombre indica, el monólogo es un parlamento de un personaje que refleja sus sensaciones, sentimientos y pensamientos. Suele combinar la primera y tercera persona con la segunda, como si el personaje hablara consigo mismo:

"pero los hijos, no dan más que disgustos, no dan más que disgustos desde que se abren paso, desgarrándola a una vientre abajo. Cría cuervos; ya ves, Mario, ni una lágrima..."

El monólogo interior caótico es una variante del anterior. Sólo se diferencia en que el discurso interno del personaje es incoherente y desorganizado como cuando los pensamientos circulan a su antojo por nuestra mente.



Y todo esta información sobre cómo interactúan las voces del narrador y los personajes es importante para comprender esas nuevas formas de contar una historia, de escribir un relato. La novela moderna juega con todos estos recursos, que en sí mismos no son significativos si no están al servicio de una buena historia, de las que nos abren las puertas a un universo verdadero, en el que nos reconocemos, aunque sepamos que es ficcional. Así es Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes.



Por ello, queridos contertulios, os instamos a que estéis atentos a los recursos que emplea Delibes y cómo los combina para construir una narración conmovedora y espléndida. Estas son las cuestiones alrededor de las cuales girará nuestra tertulia del último martes de este mes. Y sobre las que vosotros queráis, naturalmente:

1. Cuantas voces narradoras conducen la historia de Carmen? ¿de qué forma estas voces estructuran el relato? ¿por qué la numeración de los capítulos no es la convencional?

2. Que forma de monólogo usa el personaje de Carmen en su discurso?

3. ¿Cómo es el lenguaje que usa Carmen? ¿culto o popular? ¿hablado o escrito?

4. ¿Cómo es el mundo que percibimos a traves de la voz de Carmen? ¿a qué clase pertenecen ella y otros personajes del relato?

Esta ultima cuestión es la que más espacio ocupa en la novela. Podremos hablar de la sociedad que se refleja en la novela, la moral, la política, los valores. Todo un mundo encerrado en un libro, esperándonos. Otra radiografía de la sociedad española, pero esta vez de los años 60 del siglo XX.


¿ Delibes hace lo mismo que Galdós pero de otra manera? ¿Cuáles son las diferencias?

Espero jugosas respuestas. Buena lectura y buena suerte. GB





1 comentario:

Amigos de la Nau Gran dijo...

Es una novela diferente que rompe con los esquemas narrativos convencionales, en ella Delibes refleja temas latentes en la sociedad española de los años sesenta, poniendo en boca de su protagonista los problemas y angustias que preocupaban a muchas mujeres de la época.
Lo más singular de este libro es como el autor resuelve presentarnos el tema. He leído en una publicación titulada “Conversaciones con Alonso de los Ríos”, en la que Delibes nos revela que empezó la novela en tercera persona con Mario vivo. Nos dice; “Así recorrí mis buenas doscientas cuartillas cuando pensé que la pureza de Mario debía llegar como un eco, por resonancia, entonces le maté, comenzando de nuevo el libro con su esquela”.
A partir de ahí vemos como Menchu toma la palabra evocando la personalidad de Mario, con tanta espontaneidad que se retrata a si misma con sus defectos; suficiente, ignorante y poco comprensiva y nos deja entrever a una Mario modesto, no brillante pero íntegro y consecuente con sus ideas.
Lo que más me gusta de la novela es el epílogo. En él, las ideas del hijo nos apuntan un nuevo modo de ver la vida, más aperturista y con esperanza en el cambio y en el futuro, dejando a un lado el pesimismo de aquellos años.
Isabel

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